jueves, 7 de abril de 2016

Cada día, de David Levithan

"Me levanto pensando en ayer. La alegría está en el recuerdo, el dolor está en saber que fue ayer"


"Quiero que el amor lo conquiste todo. pero el dolor no puede conquistar nada. No puede hacer nada por sí mismo. El amor confía en nosotros para actuar en su nombre"

"Si miras fijamente al centro del universo hay una frialdad ahí. Un vacío. Básicamente no le importamos nada al universo. No le importamos nada al tiempo. Es por eso que tenemos que importarnos unos a otros."

"Está tan perdida en su tristeza que no se da cuenta de lo visible que es"

"Una parte de crecer es asegurarse de que tu sentido de la realidad no está anclado a tu propia mente"




Cada día nos despertamos para vivir un nuevo comienzo, nos vestimos sin reflexionar demasiado en quienes somos, la mayoría de nosotros actuamos de forma robótica hasta el primer café, nos vestimos y ponemos un pie en el mundo. Todos menos A, cada día se levanta con la incertidumbre de cuál será su vida durante las horas restantes del día, vestido de un cuerpo que habitará hasta la medianoche, que tendrá que conocer para adaptarse a las circunstancias personales de cada uno. A salta de cuerpo en cuerpo, de vida en vida, poseyendo el cuerpo de un joven de su edad, a veces hombre, a veces mujer, tratando de no alterar en nada la existencia del cuerpo que habita, adaptándose como el neopreno a la rutina que le es impuesta.

A siempre fue así, siempre ocupa el cuerpo de un adolescente de más o menos su edad, así nació y así ha transcurrido su vida hasta el momento. Todo cambiará cuando, como cabe esperar durante la adolescencia, Rihannon, una chica de ojos azules se cruce en su camino. A partir de aquí, A reflexionará sobre su existencia, sobre las carencias que le vienen dictadas por su condición y por la imposibilidad inicial de hacer germinar el amor que siente por la joven. Varios encuentros surgirán entre ellos, A siempre con un disfraz forzado de apariencia inesperada y Rihannon siempre siendo Rihannon. A no parará de insistir en un punto vital: aun bajo la piel de un jugador de fútbol, de una joven despampanante o de un chico con obesidad mórbida, A siempre es A. Rihannon lo irá comprendiendo poco a poco mediante la conexión visual, mirando uno dentro de los ojosdel otro llegarán a desvelar la esencia de quienes son.

De todas las propuestas coming-of-age, el libro de Levithan resalta por casi rozar la alegoría para explicar las visicitudes que atravesamos durante la adolescencia. Levithan insinúa, crea un símbolo que se transforma en algo conceptual cuando la experiencia posee, del modo en que A. posee cada día un cuerpo, el recuerdo o la identificación inmediata  del lector, provocando una especie de reacción química que altera nuestro estado y hace que nos reconozcamos.

Cada día es una vida, cada día está lleno de detalles, de existencias tan dispares que se entremezclan con la trama esencial, detalles que quedan ya a descubrir por el lector.

Novelilla magnífica, término que acuñé para definir cierto tipo de libros que, a priori parecen no ser excepcionaleso imprescindibles, quizás para muchos no resulten ser más que una lectura olvidable. Sin emabrgo, para mí, como lector, la forma en la que está escrito, las asociaciones de ideas y sobre todo, la búsqueda por parte del autor de posar la mano sobre sentimientos y recuerdos latentes para despertarlos y hacer esbozar una sonrisa o remover levemente la angustia de aquellos años causa un efecto retroactivo, vuevlo a ser quien fui, desde allí miro el resultado de lo que soy ahora y recojo todas las piedras dejadas por el camino y todas amontonadas delante de mí sobre la mesa tengo la sensación de ser más yo mismo.