lunes, 28 de octubre de 2013

Esperando a los bárbaros, J.M.Coetzee

"Qué esperamos agrupados en el foro?

  Hoy llegan los bárbaros.

¿Por qué inactivo está el Senado
e inmóviles los senadores no legislan?

  Porque hoy llegan los bárbaros.

¿Qué leyes votarán los senadores?

  Cuando los bárbaros lleguen darán la ley. [...]

  Porque hoy llegan los bárbaros. Nuestro emperador 
  aguarda para recibir a su jefe. Al que hará entrega
  de un largo pergamino. En él
  escritas hay muchas dignidades y títulos.[...]

¿Por qué de pronto esa inquietud
y movimiento? (Cuanta gravedad en los rostros.)
¿Por qué vacía la multitud calles y plazas,
                                                                   y sombría regresa a sus moradas?


                                                                      Porque la noche cae y no llegan los bárbaros.
                                                                      Y gente venida desde la frontera
                                                                      afirma que ya no hay bárbaros.
                                                                 
                                                                  ¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?
                                                                  Quizá ellos fueran una solución después de todo.   
                                                                                                                      (Kavafis-1904)

No hay mejor introducción a Esperando a los bárbaros del escritor sudafriano J.M. Coetzee que el poema del griego Konstantinos Kavafis del que tomó el título para su novela. Un poema críptico en gran parte porque no revela a quien va dirigido, un texto  sobre el que mucho han especulado los expertos: la teoría de Rangavís, quien lo defiende como un reflejo del anhelo egipcio por una invasión sudanesa ante la ocupación británica es la teoría más aceptada y nos sitúa en la antesala del desarrollo argumental de la novela de Coetzee.

Coetzee tampoco nos dará pistas sobre quienes son los bárbaros, ni tan siquiera nos dará un contexto histórico o una ubicación específica de donde ocurre la trama contribuyendo así a la extrapolación universalista de los hechos narrados. Si bien la acción de la novela puede tener lugar en Sudáfrica también podemos transferirla a cualquier territorio en el que la barbarie civilizada se erija como modo de vida y por extensión a ciertos patrones de pensamiento discriminante arraigados en el subconsciente colectivo que rozan si no aprueban del todo una actitud de naturalidad con la segregación o el racismo.

Un magistrado sin nombre y cercano a la vejez ha sido siempre un fiel servidor del "Imperio" ocupándose de un asentamiento fronterizo al que llegan rumores de ocupación inminente por parte de los bárbaros, habitantes indígenas de la región. El dirigente del Imperio enviará hombres para lidiar con los supuestos bárbaros. El magistrado presenciará las atrocidades cometidas contra los prisioneros de una expedición perpetrada por el Imperio, hecho que hará que se plantee la legitimidad del modo de actuar de los opresores llegando a la compasión por los oprimidos y culminando en el cuidado de una indígena, acto que será tomado, entre otros, como una rebelión contra el Imperio.

La figura del magistrado no es la de héroe al uso, se trata más exactamente de un antihéroe, un personaje obsesionado por su edad y estado físico que llega a la intimidad con la indígena aunque  teme establecer una relación sólida con ella. En la incursión del magistrado en los territorios indígenas con el fin de ayudarla a volver con los suyos caerá prisionero del Imperio que lo tratará como a un traidor. Este hecho marcará el punto de inflexión de la novela. ¿Quiénes pertenecen a una sociedad civilizada? ¿Quiénes son los bárbaros?

Una novela magnífica cargada de símbolos, el paso de las estaciones como metáfora del paso del tiempo y la decadencia del cuerpo, símbolos que aparecen con frecuencia en los sueños del magistrado y cuyo análisis necesitaría de un anexo a la reseña. Prevalecen sobre todo los temas principales, que se superponen a la trama creando una sensación de desasosiego por la toma de conciencia de una realidad universal partiendo de las consecuencias del imperialismo, ampliando el espectro fuera de las fronteras del apartheid y aplicándolo a otras situaciones a lo largo de la historia: una novela que no carece de episodios violentos, en los que la tortura y el miedo actúan como arma de doble filo tanto para quien los inflige como para quien los sufre. Los temas de la justicia, ley y civilización se van entrelazando desde el principio de la novela haciendo que el concepto claro que tenemos aparezca borroso y confuso, ciertas aseveraciones implícitas parecen formar parte del entendimiento universal y pueden sorprender por evidentes, como ejemplo: la tortura no es jamás, bajo ningún concepto, forma adecuada de aplicar la justicia, una afirmación de ética básica que muy pocos contradirían. Coetzee, provisto de los ejemplos creados para su historia nos incita a mirar alrededor y a preguntarnos qué hemos aprendido en miles de años de civilización.

lunes, 21 de octubre de 2013

La buena novela, de Laurence Cossé

"La literatura es una fuente de placer-dijo (Van), es una de las pocas alegrías inagotables de la vida aunque no es solo eso.. Todo está en ella, por eso no me gusta usar la palabra ficción. Toda sutileza de la vida es material literario. Volvió a insistir ¿Te das cuenta de que hablo de novelas? La novelas no contienen solo situaciones excepcionales, elecciones a vida o muerte, pruebas extremas, también tienen lugar las dificultades diarias, las tentaciones, las decepciones cotidianas y, en respuesta, cada actitud humana, cada modo de comportamiento, del más elevado al más despreciable. Hay libros que lees por los que te preguntas ¿Qué habría hecho yo? Es una pregunta que debes hacerte a ti mismo. Escucha con cuidado: es una forma de aprender a vivir. Algunos adultos dirán que no, que la literatura no es la vida, que no enseñan nada. Se equivocan, la literatura representa la vida, instruye y prepara para vivir"

Libros sobre libros, sobre el placer de leer. Resulta irresistible en el lector buscar cierto tipo de justificación  a su pasión, compartir sus impresiones con quien las vive de igual modo, con la misma intensidad y ¿por qué no? hacer esa fascinación extensible a los escépticos que aún no se han iniciado en los placeres de la lectura o a los otros muchos que no han encontrado un camino de letras apropiado a seguir.

La buena novela es, en principio, una novela negra y está estructurada como tal. Van, un apasionado y voraz lector y Francesca, su mecenas, idean la creación de una librería que no es del gusto de todos. El procedimiento es, en principio sencillo: pedirán una extensa lista de libros elegidos para figurar en las estanterías del nuevo establecimiento a escritores reputados, un total de ocho, con la única imposición de que los títulos seleccionados hagan justicia al nombre de la librería, que no es otro que La buena novela.

Pero ¿qué es una buena novela? ¿Son las de lectura masiva, aquellas que encontramos apiladas en mesas instaladas con el propósito de hacerlas resaltar sobre el resto, aquellas que lee todo el mundo, aquellas de las que no podemos dejar oír hablar aunque queramos? Van y Francesca no son de esa opinión. encontraremos debates que hablan del fondo sobre la forma o viceversa, novelas que cambian una vida o la manera de concebir el mundo... las referencias literarias que ofrece Laurence Cossé son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la obra. Una vez lanzado y llevado a cabo el proyecto, una vez que nuestros protagonistas están disfrutando de las mieles del éxito cosechadas a traves de un público fervientemente entusiasta, la situación se complica. El proyecto , en inicio, pacífico e inofensivo es tomado por muchos como un ataque elitista. Periodistas, editoriales y escritores a los que ha llegado la consagración de público aunque no de crítica se sentirán aludidos y expresarán de manera manifiesta su oposición a un proyecto tachado poco menos que de pedantería. El tema  es escabroso ¿existen obras de buena o de mala calidad? ¿basta con un simple "pues a mí me gusta", sin entrar en análisis o matizaciones para calificar una novela como buena? Pronto tanto el comité como Van y Francesca serán atacados, física y psicológicamente y tendrán que recurrir a la ayuda del policía Heffner para llegar al fondo del asunto.

Dudo que hubiera llegado a esta novela si no fuera por la recomendación expresa de @CuentalibrosML
Previniéndome de los fallos con que cuenta la novela me dijo que me gustaría mucho con poco riesgo de equivocarse y así ha sido. He disfrutado mucho de estas páginas, de las reflexiones sobre el arte y la literatura. Hubo detalles que no me convencieron del todo: hay una trama de carácter romántico que sobra por completo y un final algo apresurado e injustificado pero disfruté mucho leyendo sobre lo que de verdad importa, sobre diversos puntos de vista de los que, sin dudarlo, elegí un bando, me gustó mucho encontrarme con tantas referencias literarias de autores con los que he disfrutado tanto, en resumen, con una opinión formada, elaborada y defendida a ultranza. El libro no figuraría nunca en las estanterías de la librería parisina, no es una buena novela como tal pero me ha regalado algún rato entretenido.


lunes, 14 de octubre de 2013

Lulu, de Mircea Cărtărescu

"Mi vida se dividió a partir de entonces en periodos con Lulu y periodos sin Lulu. En los primeros, los borradores de aquellas vísceras psíquicas reaparecían siempre, no me dejaban respirar, perturbaban el rostro lúcido de la conciencia. Recuerdo el rosario de sanatorios en los que, en aburridas sobremesas, tumbado en mi cama de metal blanco, regresaba una y otra vez a aquellos acontecimientos del campamento de Budila, pensando en ellos como si de un dibujo místico, inextricable se tratara. Contemplando a través de la ventana los bosques sombríos, nevados, deformados por las venas de hielo pegadas a los cristales, escuchando distraidamente la música de los altavoces, agobiado por otros seres en pijama y batas rojas que me arrojaban a la cabeza pastillas de Novotryptin o me pedían que jugara a las cartas. Y Lulu que me miraba fijamente a los ojos, con sus pupilas dilatándose y contrayéndose lentamente, su melena de hilos de cobre, ensortijada de forma fastuosa, flotando levemente en la corriente de aquella mansión enorme, allí, bajo la bóveda, en el centro mismo de mi cráneo"

Víctor parte su vida en dos, tiene treinta y cuatro años y el hemisferio del conjunto de su existencia está marcado por un hecho que ocurrió a los diecisiete. El núcleo de la esfera, el corazón envenenado de la manzana alberga una experiencia que roza lo traumático y que se personifica en Lulu.

Victor es obligado a asistir a un campamento con el resto de sus compañeros de clase, adolescentes en plena revolución hormonal, rebeldes como se es en la adolescencia, dados a la broma fácil y a la rima de contenido sexual, últimos resquicios de la inocencia infantil que aún juega a ser adulta. Victor no encaja en tal ecosistema, tiene sueños de grandeza, sueña con ser portador de una verdad suprema y universal, autor de la gran obra literaria que dejará, tras una muerte joven, sentado a una mesa para el deleite de la humanidad. Lo único que queda del campamento es el recuerdo de Lulu, un recuerdo perturbador al que Victor se enfrenta delante del espejo que refleja el pasado, Lulu, un adolescente que bromea y se disfraza de mujer, que posee los sueños de Victor y lo acosa desde los días del campamento hasta su vida de escritor asentado y reconocido en la primera mitad de su treintena. El relato  intercala la vigilia y lo onírico, lo persigue, lo acecha, aparece y se esfuma siempre pareciendo apuntar al origen del desasosiego del protagonista. Victor deberá conciliar las dos mitades de la esfera, depurar su flujo sanguíneo contaminado por un recuerdo en un viaje hacia lo más profundo de su ser que desvelará la verdadera causa de su desazón existencial.

Un libro extremo en contenido y en estilo, las metáforas se van perfilando directas y concisas haciendo la realidad sueño y el sueño realidad: el recuerdo de una hermana que ya no existe; escenas grotescas en las que la sangre y las vísceras son parte integrante del decorado y la primera consecuencia de la hendidura de la piel hasta el "yo" más profundo, una historia de introspección más brutal que lírica y sin embargo tan descriptiva que se hace tangible, pura poesía cruda- Cărtărescu  es poeta- al servicio del autoconocimiento extremo y sus consecuencias. Un libro absolutamente recomendable si el lector se siente con ánimo de emprender tal viaje.

lunes, 7 de octubre de 2013

La vida: instrucciones de uso, de Georges Perec

"Para empezar, el arte de los puzles es en apariencia un arte breve, delgado, contenido al completo en una enseñanza de la Gestalttheorie: el objeto en cuestión -ya se trate de un acto perceptivo, de un aprendizaje, de un sistema psicológico o, en el caso que nos ocupa, de un puzle de madera-no es la suma de elementos que haría falta en principio aislar y analizar sino un conjunto , es decir, una forma, una estructura: el elemento no precede en existencia al conjunto, no es ni más inmediato ni más antiguo que este, no son los elementos los que determinan el conjunto sino el conjunto el que determina los elementos: el conocimiento del todo y de sus leyes, del conjunto y de su estructura no podría deducirse del conocimiento separado de las partes que lo componen: esto quiere decir que se puede contemplar una pieza de un puzle durante tres días y creer que lo sabemos todo sobre su configuración y su color sin haber avanzado nada en absoluto: solo cuenta la posibilidad de unir esta pieza a otras y, en este sentido, existe algo en común entre el arte del puzzle y el arte del go: solo las piezas unidas tendrán un carácter legible, tendrán un sentido."


Aislemos nosotros, para empezar, el plano de la forma del del contenido para contemplar las piezas por separado. Dirijámonos a una mesa amplia, una mesa en la que quepan un puzle y un tablero de ajedrez y contemplemos las fichas una a una, Imaginemos que podemos abrir la tapa superior del libro de Perec y que, en lugar de páginas encontramos un recipiente lleno de piezas, 195 piezas exactamente, el número de personajes que aparecen en la historia. Asidos a la luz parecen figuras inexpresivas, inertes, es imposible establecer relaciones de unas con otras pero Perec nos enseña cómo insuflarles vida. Vayamos al tablero de ajedrez y busquemos el caballo: el movimiento en forma de L nos da la clave: es este el patrón que debemos seguir para colocar a los personajes en su lugar correspondiente para que formen un todo, un conjunto.

Salgamos a la calle y experimentemos con el carácter de voyeur inherente a todo lector. ¿Cuántas veces hemos contemplado un inmueble y hemos imaginado lo que ocurre dentro, en esas estancias en las que solo podemos contemplar alguna figura a contraluz? Imaginemos que podemos realizar un corte transversal al edificio que deje en evidencia lo que ocurre entre las tres paredes restantes: vidas en habitáculos, independientes que se interrelacionan en las escaleras, en los rellanos a veces descuidados, en el ascensor que a veces no funciona...volvamos a casa y abramos el libro.

La vida:instrucciones de uso es una gran novela que contiene novelas menores o una novela matrioska: cada capítulo habla de un lugar específico del interior del inmueble-sea un apartamento o una zona común descrito exhaustivamente y de la persona o personas que lo ocupan. Los personajes parecen estar atravesados por una línea de tiempo de la que podemos tirar hacia al pasado o hacia el presente, un procedimiento que revelará la relación del personaje con el edificio, cómo llegó a él y cuál ha sido su transcurso. Como historia central y como guía asistiremos al proyecto de vida de un pintor que viaja por el mundo para pintar cuadros de los lugares que visita que serán superpuestos en placas de madera para más tarde ser cortados en piezas de puzle que volverán a formar la imagen inicial para finalmente ser destruidos en el lugar en que fueron pintados quedando solo un lienzo en blanco.

Las historias e hilos de tiempo de cada personaje forman el todo del libro, historias de todo tipo, desde crímenes a las situaciones más absurdas pasando por la propia historia del inmueble hasta que su habitante más longevo muere. Las referencias al mundo de la historia de la pintura, a la literatura y a otras formas de arte no escasean apareciendo en ocasiones en forma de citas algo distorsionadas por el autor: Italo Calvino, Unica Zürn, Kafka, Borges... aparecen solapados en las tramas, referenciados y reverenciados a la vez que presenciamos desde la calle y sin las restricciones de tiempo lo que ocurre en el interior del edificio.

Georges Perec, uno de los máximos exponentes del movimiento OuLiPo:
 "ratas que se construyen el laberinto del que prentenden salir"





La recomendación es vehemente aunque difícil: se trata de una novela experimental y las condiciones que impone el plano formal pueden hacer pensar que se trata de una novela inabarcable: nada más lejos de la realidad; debe ser leída como cualquier otra, de principio a fin, quizás experimentando a nuestra vez con las licencias formales, Perec nos lo pone fácil. El libro cuenta con varios anexos, uno de ellos es un plano del inmueble con los nombres de los habitantes, quizás os sintáis llamados a recorrerlo con un caballo de ajedrez para seguir la estructura, otro anexo ofrece un orden cronológico aunque el más apreciado por mí es el que ofrece una frase clave de cada una de las historias. Pasé algunos días recorriéndolo y para mi sorpresa casí percibí como, de nuevo, se iba levantando el inmueble que acababa de abandonar al cerrar el libro, como se iba llenando de piezas que cobraban vida, como pieza a pieza, línea a línea se iba recomponiendo un puzle de historias, un puzle de vidas.