lunes, 5 de agosto de 2013

El pez dorado, de J.M.G Le Clézio

"No tenía la menor idea de lo que me ocurría. Más tarde comprendí lo que había ocurrido. La policía me había seguido y me había tendido una trampa. Me habían buscado por todas las tiendas en las que había robado. Comparecí ante un juez de menores, un hombre tranquilo que hablaba muy bajo como para entender lo que me decía. Como decía que sí a todas sus preguntas le parecí sumisa.. Pero también quería preguntarme sobre el fondouq, sobre lo que hacían Madame Jamila y las princesas. Y como no respondía a nada, encolerizaba aunque con suavidad. Solo rompió el lápiz que giraba en torno a sus dedos, mirándome, como si quisiera hacerme comprender que a mí también me podría romper con un solo gesto"

Esta es la historia de una niña raptada para ser vendida llegando a parar a los seis años a la tutela de Lalla Asma, una anciana judía que le dará su primer nombre: Laila, noche en árabe,  por el color oscuro de sus ojos, tez y pelo. La vida con Lalla Asma es tranquila y mejor en condiciones de lo que le hubiera deparado otro destino: Laila ayuda a la anciana y esta la instruye y le enseña preceptos de vida. Al cabo de los años, ya Laila en la primera adolescencia, el oasis de paz se resentirá al debilitarse la salud de Lalla Asma a la vez que la joven comprueba que despierta pasiones en los hombres que se acercan a ella ávidos por apagar su deseo. Será el hijo de la anciana el primero en aproximarse a ella avivando los celos de su esposa y creando un ambiente hostil en el hogar a la muerte de la anciana. Laila tendrá que huir y su huida traspasará fronteras. Antes de salir de Marruecos convivirá con las "princesas", mujeres que se dejan querer por hombres a cambio de bienes, entrará en el mundo de la delincuencia y se irá cerrando puertas en su tierra natal hasta el punto de decidir que emigrar a Francia es la solución a sus problemas.

La huida de Laila es, en principio, una huida de lo que le acecha. Pronto comprenderemos que en su errar por el mundo se esconde el deseo de encontrar un sitio. Laila no sabe lo que busca porque no sabe lo que quiere, se limita a cubrir sus necesidades básicas de la mejor manera que puede, intenta darse pero se le cierran las puertas, cuando empieza a integrarse, sus ilusiones se truncan en la mayoría de ocasiones por no corresponder al deseo de otros que tienen el poder de destruirla. Laila no sucumbe y busca, cambia de ciudad, de país, incluso de continente y encuentra dentro de sí misma la respuesta en forma de un don oculto que alberga. Laila comprenderá que la felicidad no se puede sitiar geográficamente y que solo huyendo hacia adentro se encontrará liberada.

J.M.G Le Clézio





J.M.G. Le Clézio nos lo da todo hecho en esta novela: no hay que leer entre líneas más allá de lo que exige una novela sencilla sobre el proceso de emigración y búsqueda de una joven marroquí. Se trata de un relato social, como muchos que trata el tema de la emigración y las dificultades de aclimatación en el país de acogida aunque esta vez de la mano de un personaje inconformista por naturaleza a la que nada frenará en su propósito de avanzar. Es en esta determinación de Laila la que propició que no sintiera demasiada empatía por el personaje, que no hiciera que fuera más que su compañero de viajes a través de las páginas más como observador de la acción que como implicado emocional en la trama. También he de añadir que no todos los giros me parecieron adecuados, algunos algo forzados aunque se trata de algo eminentemente subjetivo que debe ser juzgado por cada lector.

Por su estilo sencillo, directo, es un relato de hechos sin más fin que un retrato social, bien hilado y efectivo,
se hace fácil recomendarla. Es una lectura rápida que engancha y que a pesar de no dejar una huella profunda es apropiada para adentrarse en uno de los estilos del autor, heterogéneo de por sí, que trata, en esta ocasión, al igual que en otros libros con una línea temática similar, la vida en las ex-colonias francesas en África y la emigración a la metrópolis.