lunes, 24 de junio de 2013

Mortal y rosa, de Francisco Umbral

"Niño mío, hijo, fruta fugaz, manzana en el mar, siempre lo he dicho, milagro instantáneo, doblemente imposible, estoy aquí, en el desorden de tu ausencia, entre los colore, animales, objetos, hierros, ruedas y seres de tu mundo, tan muertos sin ti, juguetes de un sol que apenas los roza, y me mira tu ausencia de todas las paredes, encarnas en fotografías cuando halago el tacto de nada. No estás"

Si me hubieran dicho hace meses que acabaría fascinado por una novela de Francisco Umbral habría bloqueado el intento de persuasión al instante, mirando hacia arriba y reuniendo mis prejuicios alrededor para neutralizar el ataque. Partía con expectativas tambaleantes y debo reconocer que ha valido la pena desde la primera mayúscula hasta el punto final.

Mortal y Rosa tiene un tono variable, se va modulando dependiendo de los pasajes por los que sobrevuela, mengua en existencialismo deglutido y asimilado cuando se asoma al mundo y se intensifica con la candencia de mil fuegos cuando se acerca a la herida: la perdida de un hijo en la más tierna infancia.

Escrito en forma de diario en un monólogo interno cargado de lirismo el autor reflexiona como el que piensa a borbotones. Inspecciona su propio cuerpo y a partir de él revisita el mundo, analiza con precisión cada instante y lo carga de cinismo, recoge la sapiencia acumulada por los escritores a lo largo de los siglos y la vierte en el libro reafirmando sus convicciones y subyace el dolor, un dolor al que nos vamos acercando a medida que vamos avanzando, que va apareciendo gradualmente como si al fondo de un túnel oscuro una luz de neón nos ofreciera los primeros retazos intermitentes de una clínica hasta que la iluminación se hace perpetua y nos abocamos al final.

Deshinibirse para comprender, para crear, descargar el lastre de la cultura y mirar con ojos de niño, dibujar y escribir con un impulso pueril y virgen, dejarse arrastrar por un flujo que somos demasiado cobardes para encarar o frenar y que solo nos queda vivir. El pesimismo que se desprende de las páginas es recalcitrante, las visiones de los instintos humanos desde lo sexual a lo escatológico punzantes pero habla un alma herida en estado de pureza, un alma que se desviste e intenta volver a la infancia, sin conseguirlo del todo pero que percibe las glorias de la infancia a través de los ojos de su hijo. Los avatares del día a día, las transacciones, los contratos, la compraventa no son más que un ruido de fondo, en la infancia está la pureza y la cultura no es más que "la dignificación de la existencia".

Hablar así, primero desde el cuerpo, después desde el fondo del alma con una lanzada sangrante en el pecho que nunca cicatrizará, un recuerdo que baña cada minuto del día supone un ejercicio de honestidad tan magnánimo como encomiable. Un poema en prosa certero, con dientes y garras que va transformando al autor en un ser mal herido y agonizante que se dirige hacia una muerte en vida velada por un recuerdo.

El libro duele, el mensaje queda flotando en el aire hasta que se asienta y se comprende, se vuelve atrás durante la lectura para encontrar atajos a las revelaciones, a los sentimientos hechos palabras de manera inefable, en un sollozo contenido que finalmente estalla y se dirige al niño y más tarde al hijo, al recuerdo mientras se asume el dolor.

Recomiendo muy encarecidamente la obra. Huelga hablar de la dificultad que supone enfrentarse a la prosa de Umbral, cuidada y erudita, huelga igualmente pedir que se superen ciertos prejuicios estigmatizados sobre el autor por razones exógenas a lo literario, solo cabe destacar que se trata de una lectura que produce un cambio en el lector y que por lo tanto merece ser leída.

lunes, 17 de junio de 2013

Ayer, de Ágota Kristof

"En este momento me queda poca esperanza. Antes buscaba, me movía todo el tiempo, esperaba algo. ¿Qué exactamente? No lo sabía. Pero pensaba que la vida no podía ser lo que era, es decir, nada. La vida debía ser algo y esperaba que ese algo llegara, lo buscaba.

Ahora pienso que no hay nada que esperar, por eso me quedo en mi habitación, sentado en una silla, no hago nada.

Pienso que hay una vida ahí fuera pero en esta vida no ocurre nada. Nada para mí.

A los demás puede que les ocurra algo, es posible pero ya no me interesa.

Estoy aquí, en una silla, en mi casa. Sueño un poco, no demasiado. Con qué podría soñar? Estoy aquí sentado, eso es todo. No puedo decir que esté bien, no es por mi bien estar que me quedo aquí, más bien al contrario."

Sandor huye de sí hacia Tobias, una identidad nueva en un país nuevo y se autoinflige una rutina mecánica en una fábrica de relojes y en su propia vida para no tener que sentir. Sentado en una silla, al borde de la cama o paseando por las calles toma cuenta de su vacío, se desbarata y llora. Otras veces ve más allá, mira dentro de sus deseos y encuentra un mundo paralelo irrealizable, se asoma a la ventana para comprobar si sopla el viento y vive de las ensoñaciones de una mujer que idealiza. El cristal de su mundo imaginario estalla sometiéndolo otra vez a la vista de una casa no demasiado limpia y algo descuidada en la que se instala de nuevo el vacío.

Antes de que Sandor fuera Tobias, Sandor vivía en Hungría con una madre que se prostituía; iba a una escuela en la que su clase social no era acorde con la de sus compañeros y por la que recibía humillaciones envueltas de inocencia infantil pero de acumulación dañina en el alma. Con un secreto callado con un cuchillo manchado de sangre y con el recuerdo de una niña en mente dejará su país para trasladarse a Suiza. Los años pasarán, Sandor se convertirá en Tobias y la mujer que idealiza cobrará vida. Tobias irá dejando el vacío reencontrándose con la mujer y con Sandor y, a su vez, con el secreto que trajo desde el otro lado de la frontera, un secreto que imposibilita la consecución del amor que anhela.

La novela trata en principio el proceso de adaptación de un emigrante con pretensiones literarias en un país extraño pero pronto tomará importancia absoluta lo que escinde del hilo conductor y el retrato vital del protagonista abarcará toda la historia. Sandor es alguien que huye de sí mismo y de su pasado sumergiéndose en un presente aséptico de sentimientos y de experiencias. La única válvula de escape se encuentra en su mente, en sus deseos que brotan de repente consolándolo del vacío que lo aflige. Es por lo tanto un relato psicológico minucioso, un doble perfil separado por el tiempo y aunado en la figura del protagonista que de un letargo existencial autoimpuesto despierta ante el estímulo de un sueño hecho realidad.

Una novela absolutamente recomendable, un periplo existencial en un relato corto con tintes autobiográficos, casi carente de figuras literarias, de adjetivación y de metáforas, directo y de frases breves que tratan de hacer tangible la psique, amarrarla a la escritura y exponerla.


lunes, 10 de junio de 2013

Memoria de elefante, de António Lobo Antunes

"El agua de la ducha , al caer por sus hombros, se llevaba de la piel el sudor de la angustia de una desesperanza tenaz"

"[...] sentía que sus pies tocaban la oscuridad el mar, diferente de la oscuridad de la tierra por la inquietud rimada que lo agita."

"Desde el septiembre remoto del forceps que lo había expulsado de la paz de acuario uterina a la manera de quien arranca un diente sano de la comodidad de la encía"

"Te amo tanto que no sé amarte, amo tanto tu cuerpo y lo que en ti no es tu cuerpoi que no comprendo por qué nos perdemos si a cada paso te encuentro, si siempre albesarte besé más que la carne de que estás hecha, si nuestro matrimonio se consumió de juventud como otros de vejez, si después de ti mi soledad se acrecienta con tu olor, con el entusiasmo de tus proyectos y con la redondez de tus nalgas, si me sofoco con la ternura de la que no logro hablar, aquí, en este momento, amor, me despido y te llamo sabiendo que no vendrás y deseando que vengas del mismo modo que como dice Molero, un ciego espera los ojos que encargó por correo."

En Lisboa, a finales de los años 70, casi un lustro después de que la Revolución de los Claveles iniciara la integración de Portugal en un régimen democrático, un psiquiatra bate las alas y no puede volar. Siente el hastío recalcitrante y agotador de un trabajo que no le reporta ningún tipo de satisfacción y se ha separado de su esposa a la que sigue amando y de la que el recuerdo omnipresente  nubla la clarividencia de sus pensamientos día a día sumiéndolo en un estado de desespero pasivo, en un lamento vehemente y resignado que no le permite actuar.

El miedo a la acción no se manifiesta solamente en su incapacidad para recuperar un amor perdido; el psiquiatra experimenta pulsiones literarias que no se siente capaz de plasmar en papel por el miedo al fracaso, por el miedo a agotar la última esperanza de salvación que puede vislumbrar porque, una vez ésta agotada, no quedará más que la decepción irreparable de un intento fallido, el eco resonante del último cartucho agotado. No obstante, el psiquiatra sigue amando, el psiquiatra ve poesía en los momentos que llenan sus días, en las caras y actitudes de los enfermos a los que trata, en las calles y bares de Lisboa, en sus recuerdos de infancia y en el tono del cabello de sus dos hijas.

Es evidente que el psiquiatra es un alter ego del autor, António Lobo Antunes que se sirve de una especie de monólogo interno desarraigado del yo y traspuesto a una tercera persona, omnisciente, perceptiva y sensitiva como sólo el "yo" puede ser pero distanciándose para no dejarse arrastrar, para no dejarse abrasar, una especie de nostalgia del yo visto desde fuera. El discurso tomará la primera persona de manera excepcional en cartas de amor que tienen valor autónomo y dependiente del conjunto de la obra.

No existe una trama como tal, no existe una concatenación de hechos sino más bien un exabrupto, "un vómito" ,en palabras del autor, una bilis existencial que no puede ser contenida y que termina por anegar el ser manifestándose a gritos como única protesta sin llegar a la acción activa que remedie el daño, siempre anulada por el miedo. El Portugal colonial, las consecuencias del salazarismo en la sociedad portuguesa, la crítica no carente de cierto escarnio en ocasiones a ciertos estamentos sociales unidos a una prosa oscura, tortuosa, repleta de imágenes y de referencias literarias, del cine y de la música que van desde Charlie Parker hasta Fellini pasando por Dylan Thomas y especialmente por Chejov y "Las gaviotas" conforman el resto de la novela que tiene como peculiaridad estilística la relación de ciertos tipos de metáforas que se van incorporando al tono descriptivo del autor ganando en consistencia significativa: el "gas" o "lo gaseoso" y el color "amarillo" o "lo amarillento" para simbolixar lo decadente, algo que, personalmente, me ha recordado a Thomas Mann.

En esta ocasión debo advertir que no es una novela apta para todos los lectores; la prosa oscura y simbólica y a la vez personalísima del autor dota a la lectura de un ritmo pausado. Lobo Antunes es capaz de crear una imagen valiéndose de lo más prosaico y común elevándolo a la categoría de una metáfora de una belleza singular e innegable. El tono existencialista de la obra puede ser un obstáculo para los que no se sientan especialmente atraídos por este tipo de divagaciones, no hay trama de por sí. Sin embargo, los lectores más intimistas verán recompensado con creces el esfuerzo que supone adentrarse en estas páginas tan llenas de significado encontrando un monólogo expuesto de una manera tan personal que, en mi caso, han provocado que considere este libro como uno de los mejores que he leído en muchos años.


domingo, 2 de junio de 2013

Este mes he... #mayo 2013

Hola a tod@s,

Final de mes así que toca resumen mensual así que sin demasiada dilación os cuento lo que he estado haciendo.

...he leído

Suite 235 de Norah Bennett

Primera novela de nuestra compañera Norah Bennett a la que conocemos por su blog En el rincón de una cantina. Un personaje principal cercano, sencillo y sobre todo muy carismático, Candela, se ve envuelta en una relación amorosa con un hombre de otro estrato social aunque pronto descubriremos que no es oro todo lo que reluce. Los que conocemos a Norah hemos coincidido en que es fácil identificar su sentido del humor en varios de los diálogos y situaciones y que Candela es un personaje absolutamente irresistible. Muy recomendable. Podéis adquirir su libro en este enlace




Años luz, de James Salter (5/5)

Ya reseñado. Llegué a él por un artículo de Antonio Muñoz Molina en El País que me hizo recordar un fragmento que oí en el apartado de ficción de The New Yorker extraído de su novela Last Night que leeremos en junio junto a A Sport and a Pastime. Imprescindible.










Rontel, de Sam Pink (3/5)

Me interesé por el autor tras la lectura de una reseña de @Sergsab, Voy a clonarme, luego matar al clon y comérmelo. Parece que siguen la misma línea. No sé si es literatura o quizás un tipo de literatura que no conocemos. Rontel es una especie de monólogo interno caótico, ingenioso ( a veces se nota demasiado el intento por serlo), se lee como un feed de twitter de esos que nos hacen reír por lo absurdo y lo sarcástico entremezclado. Se lee acompañando al movimiento de los ojos con un movimiento de comisuras de los labios que van desde la carcajada al asombro. Rontel no está aún disponible en castellano, el libro reseñado por Sergio sí. Podéis echar un vistazo a la web del autor, da una idea de lo que se puede encontrar en sus libros.


The Orphan Master's Son (3/5)

Ganador del premio Pulitzer de Literatura de Ficción de este año. Interesante, adictivo a veces, aburrido otras. Me temo que no ha estado a las alturas de mis expectativas. Un libro que explora la´dictadura norcoreana a través de un anti-héroe del que presenciamos un pasado criminal y un cambio de identidad. Un libro que dará mucho que hablar en los próximos meses por el gran éxito comercial y de crítica que ha cosechado. A mí me ha dejado más bien frío.








Trilogía de la frontera: En la frontera #2, de Cormac McCarthy (5/5)

McCarthy es uno de mis infalibles, uno de sus libros que más he disfrutado, casi contra todo pronóstico. Ya está reseñado.

Aprovecho la mención para mandar un abrazo a los malditos McCarthianos sin los que no sería lo mismo perderse por estos parajes sureños. Os enlazo dónde los podéis encontrar. @Offuscatio, @LilVia, @gancedo, @Jandri, y @alessaqdr.
También @MientrasLeoS que ya los tenía todos leídos pero comenta igual.





En el culo del mundo, de António Lobo Antunes (5/5)

Vamos poco a poco leyendo en orden cronológico la bibliografía de este autor portugués que se vislumbra como ganador del premio Nobel, hecho quizás impedido por ser el galardón de José Saramago considerado reciente. Guerra de Ángola, crisis y vacío existencial, testimonio social... no bastan unas palabras para hacerse una idea de lo que esconden estas páginas. Saldrá la reseña en breve.








Ayer, de Ágota Kristof (5/5)

Magnífico libro de la escritora húngara afincada en Suiza. Trata el tema de la emigración, la aclimatación para luego incidir sobre el aislamiento existencial y las diversas vías de escape. Para el protagonista será una mujer procedente del mundo de los sueños y la escritura. Pero ¿qué ocurre si los sueños se tornan realidad? Las minuciosidades de la trama las desgranaré en una reseña.








What we talk about when we talk about Anne Frank, de Nathan Englander (4/5)

Otro de los libros nominados al Pulitzer. En este caso se trata de una recopilación de ocho historias sobre la identidad judía, sobre todo en América, tópicos, sarcasmo, ironía, choque cultural, la situación en Israel, los judíos hoy en día en América. Varios son los temas que trata Englander en este libro que juega parodiando uno de los títulos más célebres de Raymond Carver. Las historias son irregulares aunque hay alguna que es, en mi opinión, magnífica.







...he visto

Poco cine, hemos perdido más tiempo discutiendo qué ver y buscando fuentes que disfrutando del séptimo arte. Imposible ver Stoker, hemos recurrido al revisionado de clásicos...

Chinatown, de Roman Polanski (4/5)


Un homenaje al cine negro de la mano de Polanski. Gira en torno a la polémica negativa de la cosntrucción de un pantano en Los Angeles durante una época de sequía. Un asesinato con oscuros intereses de trasfondoy la aparición de una enigmática mujer complicarán la trama en la que un detective se irá enredando a la vez que se enamora de la misteriosa mujer. Nominada a 11 Oscars y ganadora del Oscar al mejor guión original.






Historias de Filadelfia, de George Cukor (4/5)

Adaptación de una exitosa obra de teatro con un triplete de actores mítico, Katharine Hepburn, Cary Grant y James Stewart (ganador del Oscar), esta comedia en el mejor estilo screwball satiriza la vida de una socialita que pretende casarse por segunda vez. Su ex esposo, Cary Grant, con afán vengativo, contratará a la prensa para inmiscuirse en el enlace.

Una de las escenas más célebres de esta película se encuentra al principio: una escena muda casi slapstick grabada en la retina de muchos.





The cabin in the woods, de Drew Goddard (3/5)

Una mala idea. Y lo siento porque el guión es de Joss Whedon pero se va de las manos de una forma exagerada. Me gustaba la mezcla entre ciencia-ficción y terror: una cabaña, adolescentes que se sienten observados... pero a medida que avanza degenera hasta lo absurdo. Mucho tono ¿lo pillas? en un film más que obvio y desvirtuado. Obvio porque mientras todos gritaban a mi alrededor yo no paraba de reírme y desvirtuado porque así lo han querido los creadores.












Aparte de las películas he visto dos series

Top of the lake (4/5)



Dirigida por Jane Campion y se nota. Puede que lo mejor que haya hecho desde El piano. La hija de un traficante desaparece y una detective investigará el caso. A la trama central se une un misterioso comboy de mujeres procedentes de Norteamérica que siguen una trama paralela. No se puede contar mucho más, sólo que recuerda a Twin Peaks y que, a pesar de que a veces oscila un poco es una buena serie.





Rectify (5/5)

Recomendada por Offuscatio. Un condenado a muerte por violación y asesinato debe enfrentarse a su libertad por falta de pruebas concluyentes y adaptarse a la vida fuera de prisión después de casi veinte años. Una muy buena serie que espero que siga con el mismo nivel durante la segunda temporada. He de decir que me hubiera gustado más que la primera temporada hubiera sido concluyente, si no es por un giro inesperado que puede que no sea del gusto de todos, la serie no da para más. Recuerda a Homeland en el planteamiento, vemos dos partes, dos versiones, descubrimos a la vez que estas y la tensión es acuciante.






...he escuchado...

Georges Moustaki
Este mes recibimos la noticia de la muerte de Georges Moustaki, un Artista, con mayúsculas muy relevante en mi vida y cuya composición Le métèque suena a himno, todo un estandarte. Imprescindible volver a su música.

Una recomendación de LauraUve me ha tenido ocupado gran parte del mes. Se trata del disco Ballads, de Ben Webster. He estado escuchando sobre todo Stardust, Willow Weep for me, For all we know. Se recomienda al llegar a casa después del trabajo la escucha en bucle del disco completo hasta sentirse extrañamente revitalizado aunque consciente de que es solo un efecto de la música.



Vital, de Grouper contribuirá al efecto.
Para otros estados de ánimo más activos se recomienda el disco de The Sea and the Cake, On and On, y Harps
.

Liz Phair

Revisando discos antiguos me topé con algunos de Liz Phair y recordé cuanto me gustaba su versión de , de los Rolling Stones y su 6'1'', del álbum Exile in Guyville.


Mi obsesión del mes ha sido el disco de Kishi Bashi, sobre todo Manchester y  Atticus in the desert






Como siempre me habré dejado algo atrás, algún libro, alguna película... ý me encantará saber qué habéis estado haciendo vosotr@s. Os mando un fuerte abrazo. Feliz mes de junio.